Francie Brady vive en Dublín con su padre, alcohólico, y su madre, emocionalmente inestable. Él los adora y no soporta las murmuraciones que su vecina, la señora Nugent, hace sobre su familia. Bajo su apariencia tranquila, se esconde una personalidad problemática, que acabará en un comportamiento destructivo y amenazador. Al igual que su madre, Francie acudirá al psiquiátrico. Está al borde del colapso cuando encuentra un trabajo como ayudante de carnicero. Entonces su poderosa imaginación le hará ver abducciones alienígenas, destrucciones atómicas y a la Virgen María.